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Historia

La Evangelización en el Vicariato Apostólico de Istmina en los siglos XVI a XIX

El día 25 de septiembre de 1513 se considera la fecha en la que se pronunció por primera vez el nombre de Cristo en nuestro Vicariato. Esto ocurrió durante la oración de Vasco Núñez de Balboa, quien miraba el océano Pacífico y vio una cruz clavada, interpretándola como presagio de la llegada del mensaje redentor.

 

Pocos años después, el 24 de junio de 1522, Pascual de Andagoya, explorando el litoral pacífico, descubrió las imponentes bocas de un caudaloso río al que llamó San Juan, coincidiendo con la festividad de San Juan. El Padre Luque, capellán de la expedición, ofició la primera Santa Misa en esta jurisdicción.

A lo largo de la historia, la fe cristiana creció en este territorio a pesar de las injusticias, sacrificios y desafíos, a veces sofocada por la codicia y la devastación, pero otras veces brillando con heroicos testimonios de mártires que no retrocedieron en la proclamación del Reino y la defensa de los más débiles.

 

Franciscanos provenientes del norte del país (Cartagena y Santa Fé de Antioquia) y jesuitas que cruzaron la cordillera occidental desde el Valle y Popayán se reunieron en esta región para predicar la Palabra. El clero secular de Payanes también desempeñó un papel importante en lugares como Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza de Tadó, el Real de Minas de San Jerónimo de Nóvita, Noanamá y los anejos del río Iró durante los siglos 17, 18 y 19.

Primera mitad del siglo XX

La Santa Sede reconoció la necesidad de establecer una estructura eclesiástica propia en el extenso territorio chocoano, y en 1908 se creó la prefectura apostólica del Chocó. Los misioneros claretianos llegaron en 1909 y comenzaron una labor pastoral centrada en la misión itinerante debido a las dificultades de comunicación en la región. Después de 45 años, entregaron cinco cuasiparroquias: Istmina, Tadó, Novita, Bahía Solano y Catrú, marcando el inicio del Vicariato.

 

Los nombres inmortales de ilustres monseñores como Juan Gil, Francisco Gutiérrez y Francisco Sanz y Pascual, junto con misioneros como Padres Andrés Vilá, Domingo Zapater, Miguel Rodríguez, Modesto Arnaus, Francisco Onetty y Basilio de Beobide, son recordados por su labor en esta historia.

 

También se menciona el papel del clero secular de Popayán, como los obispos Monseñores Fernando Caicedo y Cuero, Carlos Bermúdez y Luis Javier Muñoz, quienes enfrentaron desafíos geográficos para visitar a sus fieles en el Chocó.

Primera mitad del siglo XX

El 14 de noviembre de 1952, el Papa Pío XII publicó la bula “Cum Usu Cotidiano,” creando el Vicariato Apostólico de Istmina. El 12 de junio de 1953, Monseñor Gustavo Posada Peláez se convirtió en el primer Vicario Apostólico. Se destaca su labor en la evangelización de la región, con el apoyo de misioneros y organizaciones católicas.

Diócesis de Istmina-Tadó

En 1953, el Papa Pío XII creó el Vicariato Apostólico de Istmina, que más tarde, en 1990, se elevó a Diócesis con el nombre de Istmina-Tadó. Cubre una extensión de 24,250 km², casi la mitad del territorio del Departamento del Chocó. Mons. Gustavo Posada Peláez dirigió la Diócesis durante 40 años, seguido por Mons. Alonso Llano Ruiz y luego por Mons. Julio Hernando García Peláez.

 

Actualmente, la Diócesis cuenta con 63 parroquias divididas en dos zonas episcopales territoriales y seis vicarías foráneas, atendidas por sacerdotes, religiosas y laicos comprometidos en diversas áreas de la pastoral.

 

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